viernes, 28 de noviembre de 2014

Siempre me gustó patinar, y la sensación de libertad cuando el viento te golpea en la cara, es lo más parecido a volar que he probado nunca. Las ruedas se mueven bajo tus pies y sientes que tienes el control, por un momento tienes el control absoluto, y lo disfrutas, respiras profundamente, cierras los ojos... Simplemente el equilibrio perfecto.
Ojalá pudiese encontrar el equilibrio perfecto en mi vida, para así controlarlo todo y ser capaz de volar bien lejos.



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