Hueles a papel,
a tinta,
a libro nuevo y a aventura.
Hueles a escribir
mil historias en la piel,
a escalofrío,
piel de gallina y sonrisas despistadas.
Y te escribo porque,
cuando me ves,
me convierto en poesía.
Se desprende por cada poro de mi piel
y recuerdo de nuevo
cómo late dentro de mi.
Te quiero porque me recuerdas quien soy,
me dejas ser mía y volar.
Te quiero porque me convierto en poesía
cuando susurras en mi oído
que las estrellas no son nada
si las comparas con mis ojos.
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